lunes, 25 de diciembre de 2017

Luego del último posteo en el anterior blog hubo un chan, como un gran libro que por tanto peso se cerró con fuerza. Caminé hasta aquí recordando el pasado pero es hora de animarme a caminar hacia adelante, deseando que momentos lindos me abracen y las personas correctas sigan llegando a mí.
Sean personas sencillas, sensibles, humildes, compañeras, sinceras, se reciben los mejores reconocimientos y no es una máscara, es lo que he podido construir hasta hoy y estoy agradecida con la vida, con mi familia, por reconocer cuánto valgo y mi esfuerzo con todo lo que me comprometo. Comprometerse es el secreto, y ser responsable de nuestros actos.
Dejé de escribir a algunas personas y me quedo con aquellas que me brindan lo mejor de sí, los que se preocupan por mí, los que admiran mis trabajos, la mujer que soy.
Ayer me encontré con el último director que tuve y fue como ¿estoy escuchando esto recién hoy? El le decía a mi mamá que debía estar orgullosa de mí, que soy una genia, una maestra comprometida con su trabajo. ¿Por qué me hacen esto? Por qué me la hacen dura al principio y luego reconocen mi trabajo cuando camino por otros lugares. Me sorprendió porque yo no me quedé con una buena impresión de él. No por sus compromiso con su escuela sino porque no era compañero con nosotras, las nuevas, no era quién dijera las cosas frente a frente. Ahora que se jubila buena vida dire! Disfrute que es usted un deportista afisionado. Gracias por pelearla por los chicos y chicas. Eso sí se lo tengo que reconocer.
Gracias igual a la vida porque me da la oportunidad de escuchar lo que merecía ayer pero hoy.

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